viernes, 8 de enero de 2016

Propuesta didáctica simplificada para la enseñanza del acento en el Español: La atildación.


Propuesta didáctica simplificada para la enseñanza del acento en
Español: la atildación.

Lic. Joao Antognioni Loáiciga Guzmán
08 de enero, 2016
Introducción

            Uno de los tópicos más importantes dentro de la enseñanza del Español es, sin lugar a dudas, el logro de competencias comunicativas mediante la expresión escrita; sin embargo, entre los muchos de los elementos que ameritan atención en ese orden particular, la ortografía y, específicamente, el acento ortográfico constituye todo un desafío para los docentes que, año con año, prácticamente en todos los niveles de la enseñanza formal, deben abordarlo y retomarlo constantemente en sus clases.  Esto, a veces, únicamente con insumos didácticos lúdicos que no logran subsanar la raíz del problema: ¿por qué no tildan los hablantes del Español?
           
            En este sentido, este artículo busca una aproximación teórica al tema del acento en el Español y una propuesta de simplificación de las reglas para facilitar la asimilación por parte de los estudiantes y lograr mediaciones pedagógicas más fructíferas en cuanto a la aplicación de la normativa acentual.

I. El problema actual en la enseñanza del acento

            La enseñanza del acento y, en particular, de la atildación conlleva algunos bemoles, los cuales hay que señalar para procurar una mejoría en la enseñanza de este contenido programático.  Particularmente, coexisten dos obstáculos que dificultan la asimilación de este tema por parte de los estudiantes:  por un lado el dominio fonético del concepto de acento directamente asociado a la identificación acústica de la sílaba tónica, lo cual vendría siendo el conocimiento previo para la posterior aplicación de la normativa y, por otra parte, la complejidad normativa del acento según la normativa de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) que obliga al estudiante a aprender seis normas de acentuación: dos tipos de palabras sin acento gráfico, y tres con acento gráfico, y además la ley del hiato; ello con los lastres didácticos que esto pueda representar para el docente al plantear su mediación pedagógica. (Cf. con Díaz, A. 2009: Pp. 20)

           
El panorama que se nos plantea con estos inconvenientes vuelve sumamente complejo el reto de optimizar el aprendizaje del acento y la atildación para nuestros estudiantes hispanohablantes; así las cosas, es importantísimo respetar el orden de los conocimientos previos tal como se ha planteado anteriormente y comenzar por el abordaje del componente fonético-acústico para canalizar adecuadamente la aplicación correcta de las tildes.  Al respecto existen ya estudios previos que así lo demuestran y lo enfatizan:

Por lo anterior, el problema de la enseñanza -aprendizaje de la ortografía acentual debe enfrentarse considerando con mucha claridad y con gran cuidado los dos aspectos básicos que encierra: por una parte, el acento de intensidad que todas las palabras de dos o más sílabas tienen, o sea el fenómeno acústico y, por otra parte, la tilde que representa o señala a veces ese acento en la escritura.
 (Pérez, F. 1991: Pp. 71)
           
            Resulta, entonces primordial ordenar la adquisición de estos conocimientos para evitar un desfase que mengue o perjudique la finalidad de las estrategias que se desean proponer para abordar esta temática, como ha sucedido en estudios de campo que han sido aplicados en España, al respecto un estudio de campo, anota Ana Isabel Díaz (2009):

Tras corregir las respuestas del resto de los alumnos, comprobamos que la principal razón de sus errores ortográficos en el uso de la tilde, además de entender con dificultad las normas de acentuación, se debe a que no saben identificar la sílaba tónica de las palabras. De los 19 estudiantes analizados, 10 presentan problemas en este aspecto. Sin embargo, en la división de palabras, si bien hay errores, podemos decir que son menos significativos. Al encontrarnos con esta situación, decimos dedicar unos 10 minutos de las clases para llevar a cabo esta práctica para que los alumnos vayan tomando conciencia poco a poco de la sílaba tónica y así poder explicar luego nuestra teoría con éxito. Es decir, hemos considerado necesario entrenarlos en las conductas de dividir silábicamente una palabra e identificar la sílaba tónica.
(Díaz, A. 2009: Pp. 31)

Salta a la vista, entonces, la necesidad de afincar muy bien a los estudiantes en cuanto al asunto de detectar la sílaba tónica; para ello bastará, aunque parezca

necesario devolverse a la escuela primaria, realizar prácticas previas de división silábica mediante revisión oral, entonces el “famoso” ejercicio de las palmadas acompañando la pronunciación de la sílaba tónica, y el refuerzo del docente mediante un golpe leve en el escritorio para afirmar la detección de la misma resultará suficiente para que el oído se acostumbre a este ejercicio acústico antes de aprender y aplicar las reglas de ortografía acentual como se proponen a continuación.

No obstante, otro problema conexo que afecta la aplicación de una correcta atildación es el referente a la importancia que restan nuestros hispanohablantes al asunto como tal.   Conviene, en este sentido rescatar el referente teórico que reviste el tópico de la acentuación y enfatizar mediante la alusión al empleo de redes sociales para concientizar acerca de la importancia de una escritura precisa en aras de una comunicación eficaz; esto toda vez que, en la actualidad, es imprescindible que el profesor de Español reconozca la importancia de las competencias comunicativas a través de la expresión escrita en función de la frecuencia con que la sociedad se ve imbuida, influenciada y urgida también de la escritura para hacer uso de las redes sociales.

Entrados en este terreno, conviene señalar la función que cumple el acento en las lenguas de acento libre, como es el caso del Español, que presenta aleatoriedad en la ubicación de la sílaba tónica.  Al respecto hay que señalar, de acuerdo con algunos lingüistas, que el acento cumple algunas funciones en nuestra lengua (función contrastiva y función distintiva) por lo cual es necesario retomar su importancia en función de una mejor comunicación escrita.  En primera instancia, señala Antonio Quilis (1993):

El acento es un rasgo prosódico que permite poner de relieve una unidad lingüística superior al fonema (sílaba, morfema, palabra, sintagma, frase; o un fonema, cuando funciona como unidad o nivel superior) para diferenciarla de otras unidades lingüísticas del mismo nivel.  Por lo tanto, el acento se manifiesta como un contraste entre unidades acentuadas y unidades inacentuadas.
 (Quilis, A. 1993: Pp. 388)
           

Así queda de manifiesto que, en el registro escrito, la atildación es un elemento importante ya que sirve para contrastar elementos o bien para diferenciarlos semánticamente.  Por una parte, la función contrastiva obedece a un comportamiento sintáctico de las sílabas acentuadas frente a las no acentuadas, por ejemplo:  El carro azul, frente a: Él cantaba; o bien, Mi casa, frente a: Lo compró para mí.   La función distintiva es quizá la más relevante para nuestro propósito, en tanto que se refiere al cambio de situación del acento para distinguir dos o más unidades de significado diferente, por ejemplo: habitó, habito y hábito; o bien, término, termino y terminó, unidades en la cuales resulta notorio el cambio de significado.   (Cf. con Quilis, A. 1993: Pp. 388-389)

            Con más ejemplos significativos para los estudiantes, quedará evidenciada la necesidad de aplicar correctamente las normas de acentuación para conseguir una mayor eficacia a la hora de comunicarse mediante el registro escrito que, en la actualidad, no ocupa precisamente un lugar secundario ni terciario, sino todo lo contrario. La alusión a redes sociales como “Facebook, WhatsApp” y otras nos ayudará, como docentes, a imprimirle pertinencia y significado social a este contenido programático, lejos de lo cual queda rezagado a una mera receta de normas y excepciones. En esta dirección, hay que recordar que la adolescencia es justamente un “lapsus” de transgresión y la normativa ortográfica no será objeto de excepción para ellos sino existe un referente significativo como este.

            Asegurado el docente de que los estudiantes muestran la capacidad de detectar la sílaba tónica y de que existe conciencia sociolingüística sobre la importancia de una comunicación escrita eficaz y el papel que el acento gráfico (atildación) desempeña en esto, entonces se puede proceder a abordar el problema meramente ortográfico: ¿Cómo trabajar la normativa acentual del Español en clase?

II. Propuesta para abordar la Normativa Acentual del Español

            En primer lugar, haremos una breve referencia al cuadro normativo actual del Español, según como se concibe para la enseñanza formal primaria y secundaria, revisada la complejidad de este sistema, se procederá a brindar una alternativa que cada docente tendrá que contextualizar en su praxis pedagógica y enriquecerla con abundantes ejemplos.


            La normativa actual constituye una dificultad pedagógica en tanto que los estudiantes deben abordar una tipología, según la RAE, que establece dos clases de palabras sin acento gráfico y tres con acento gráfico o tilde, aparte de aquellas que aplican para la ley del hiato. Cognitivamente, esto representa un lastre dada la cantidad de reglas que deben manejar los estudiantes, además del conocimiento previo que requieren para detectar la sílaba tónica como se señalaba en párrafos precedentes:

Tipología y clasificación
Normativa Ortográfica
Palabras Agudas sin acento gráfico.
La sílaba tónica se ubica en la última sílaba y no se tildan si no terminan en -n, -s o vocal.

Palabras Graves sin acento gráfico.

Presentan la sílaba tónica en la penúltima sílaba. No se tildan a menos que presenten consonantes distintas a -n o -s en posición final de palabra.

Palabras Agudas con tilde.

Se tildan aquellas que presenten -n, -s o vocal en posición final de palabra.

Palabras Graves con tilde.

Se tildan aquellas que NO presenten -n, -s o vocal en posición final de palabra.

Palabras Esdrújulas.

Todas se tildan.

Ley del Hiato.

Cuando en una sílaba recae el acento sobre una vocal débil, esta debe tildarse ya que forma un hiato.

Tilde diacrítica.

Se aplica en aquellos monosílabos que lo ameritan por una función contrastiva en su significado y función sintáctica.

            Ante este complejo panorama cognitivo, las dificultades para el aprendizaje resultan claras y evidentes, así como la carencia de interés de los estudiantes por aprender dicha normativa. Así las cosas, conviene rescatar los esfuerzos de algunos autores cuya experiencia ha servido para mejorar las expectativas didácticas con miras a una mediación pedagógica más fértil en este campo. 

           

Tanto Ana Isabel Díaz como otros exponentes españoles como Roberto Veciana coinciden en retomar el valor didáctico de la propuesta que hace Alex Grijelmo (2006), el cual visualiza la ortografía acentual descomplicada, más como un sistema de infracciones:

En las distintas gramáticas y ortografías que he consultado, el tratamiento de las reglas de acentuación es similar. Lo único que cambia es la forma de explicarlas, es decir, a veces son únicamente un repertorio de normas y excepciones con listas interminables de ejemplos, y en otros casos, son más didácticas y adoptan tratamientos más originales, como podemos ver en La gramática descomplicada de Álex Grijelmo que inicia el capítulo de los acentos de una manera muy original: “todo el sistema lingüístico cuenta con un cuerpo de policías implacable. Sus agentes hacen cumplir las leyes generales, y castigan con una multa a aquellas palabras que las incumplen: la multa es el acento. Una palabra debe pagar con la tilde cuando se salta las reglas y el policía la sorprende en falta (en falta de ortografía, más exactamente). Una vez pagada la multa, y aceptado el castigo de cargar con el acento allá donde vaya, esa palabra podrá vivir con normalidad. He ahí la enorme responsabilidad ciudadana de quien escribe: si pone tilde a una palabra que no la precisa, está castigando a un inocente; y si se la evita a la que debe llevarlo, está colaborando con un infractor y obstruyendo la acción de la justicia. Así es el reino de la gramática…”  (Grijelmo citado por Díaz, A. 2009: Pp. 13)

                        Además del valor didáctico que contiene la propuesta de Grijelmo, solo faltaría señalar la nueva regla que vendría a descomplicarnos la existencia tanto a los docentes en la mediación pedagógica, como a nuestros estudiantes en la adquisición y asimilación de la regla de atildación como tal; el profesor Veciana lo resume en dos sencillas reglas:
                                   
Sólo hay dos tipos de palabras en español:
1. Las que acaban en vocal, n o s, cuya tendencia natural es ser graves.
2. Las que acaban en cualquier otra letra, cuya tendencia natural es ser agudas. 
Sólo llevan tilde las palabras que violan su tendencia natural. Y, por supuesto, la tilde va allí donde manda el oído. Eso es todo.  (Veciana, R. 2003: Pp. 1)
           
            El sistema de “infracciones” resulta muy sencillo entonces, las palabras que no siguen estas dos sencillas reglas simplemente se hacen acreedoras de la infracción. Claro está que, para ello, los estudiantes previamente tendrán que haber sido bien entrenados en la detección acústica de la sílaba tónica, vale la pena insistir en este detalle.

            En el caso de las palabras esdrújulas y de aquellas que aplican para la ley del hiato funcionan exactamente con la misma norma ya que violan su tendencia natural. Pero vale la pena reordenar la regla y proponer algunos ejemplos para clarificar el panorama.

Nueva Regla
Palabras con Tendencia Natural
Palabras infractoras (con multa de tilde)
1.  Las que acaban en vocal, n o s, cuya tendencia natural es ser graves.

Hoja, vientos, eterno, cantan, Nelson, alojan, casa. 
Andá, habló, hábito, Andrés, café, hacía, tené, árboles.

2. Las que acaban en cualquier otra letra, cuya tendencia natural es ser agudas. 


Usted, placer, capataz, cerviz, codorniz, azul, Monestel, delantal.

Hábitat, árbol, cárcel, azúcar, éter, fémur, tórax.

            Aunque la lista de ejemplos no resulta exhaustiva, cada docente puede proponer más para impartir su lección. Por otra parte, quedaría insistir en el detalle fonético – acústico, educar el oído ya que la tilde (la multa) se aplica ahí donde lo indique el oído según la “infracción” que cometa la palabra de acuerdo con esas dos sencillas normas, además de convertir en vocales fuertes aquellas que forman hiato como las palabras Raúl, raíz, maíz entre otras que lo único que requieren es agudeza del oído.

III. Conclusiones
           
            La normativa académica de la RAE, de acuerdo con estudios diacrónicos, no ha sido uniforme en cuanto a los criterios que se han empleado a través de los siglos para el establecimiento de la norma acentual.  Esta continúa sujeta a revisión por parte de los profesionales en Lingüística y de aquellos que nos dedicamos a la enseñanza de la Lengua con el afán de proponer mejorías.
           
Por su parte, se debe insistir con ahínco en el tema de la escucha que sigue siendo una de las competencias más descuidadas en la enseñanza del Español junto con el área de expresión oral; por lo que se debe enfatizar la ejercitación de un oído agudo para desarrollar competencias ortográficas significativas que perduren, en tanto que la escritura involucra la escucha mental mientras se practica.

Los docentes de Español deben prestar atención a las estrategias y actividades que se utilizan en la mediación pedagógica con el fin de realizar ajustes y mejoras, pero en vistas de no incluir solamente componentes y recursos lúdicos, sino más bien auténticamente significativos, a partir de la observación profesional durante sus clases y del sentido crítico ya que, según se ha esbozado en los párrafos que anteceden, las corrientes lingüísticas en la actualidad no son unidireccionales ni mucho menos monovalentes.  Existe una discusión polifónica ante la cual hay que estar anuentes para rescatar todo aquello que, rigurosamente comprobado, colabore en la consecución exitosa de nuestros objetivos de enseñanza.

Por último, cabe destacar la necesidad de brindarle pertinencia social a los contenidos programáticos atinentes a la Comunicación como competencia lingüística, ya que es desde ese referente significativo que los docentes de Español podemos lograr un acercamiento más real con la lengua y la urgencia inherente de dominar su funcionamiento oral y escrito en un mundo donde la velocidad de un “click” nos pone en contacto, en comunicación casi a la velocidad de la luz, sin importar las distancias y, justamente, el instrumento que nos permite vincularnos es ese que tanto amamos: La Lengua.

Referencias Bibliográficas

Díaz Torregosa, A. (2009) Un nuevo sistema de explicar la acentuación del Español para nativos y extranjeros. En Revista Lindaraja n° 22.  Recuperado de http://www.realidadyficcion.es/Revista_Lindaraja/revistalindaraja.htm el 06 de enero, 2016.

Grijelmo, A. (2006) La gramática descomplicada. Taurus.

Pérez, F. (1991) ¿Es posible enseñar la ortografía acentual? En Revista de Educación, Universidad de Costa Rica n°15 (2) Pp. 67-74.

Quilis, A. (1993) Tratado de fonología y fonética españolas. Ed. Gredos, Madrid.

Real Academia Española (2010) Ortografía de la lengua española. Madrid, Espasa-Calpe.


Veciana, R. (2003) Un profesor de Español propone un sistema fácil para aprender los acentos. En Diario El País, España.  Recuperado de http://elpais.com/diario/2003/01/20/educacion/1043017204_850215.html el 06 de enero, 2016.

No hay comentarios:

Publicar un comentario