Panhispánica Académica
Sitio académico sobre Lingüística, Literatura y Enseñanza.
jueves, 28 de enero de 2016
TRABAJANDO LAS ORACIONES SUBORDINADAS SUSTANTIVAS: CÓMO DIFERENCIARLAS A PARTIR DE PRUEBAS FORMALES.
Brevemente, en este pequeño artículo quisiera aportarles una forma sencilla y lingüísticamente formal para diferenciar entre las oraciones SUBORDINADAS SUSTANTIVAS Y ADJETIVAS.
Como es costumbre, las oraciones subordinadas sustantivas se dividen en tes clasificaciones tradicionales: en función de Sujeto, en función de Complemento Directo (CD), en función de complemento de sustantivo o de complemento de adjetivo.
Bien, para el caso, es importante comenzar desde un principio a segmentar las oraciones: la principal y la subordinada. Hecho este primer paso, comenzaremos a trabajar con sustituciones pronominales que le indicarán al estudiante de 11° nivel cómo debe clasificarse la oración subordinada.
Lo primero que haremos será aplicar la exclusión lógica sustituyendo la oración subordinada por el pronombre demostrativo neutro "ESO". Al sustituir la subordinada de tal forma pueden ocurrir dos fenómenos: que la oración conserve en el sentido en forma simple, o bien, que resulte agramatical(*). Si conserva el sentido, la oración será, indudablemente, SUBORDINADA SUSTANTIVA, si resulta agramatical, corresponderá a una SUBORDINADA ADJETIVA. Ejemplos:
1. Canuto me contó [que pronto iniciará su carrera.] > Canuto me contó [eso.]
2. [Que no estudies] me preocupa. > [ Eso] me preocupa.
3. Me gusta [que los planes salgan bien] > [Eso] me gusta.
4. La casa [que vimos] es enorme. > La casa [eso] es enorme *
Como se aprecia, la sustitución en los casos donde la partícula subordinante es el "que" se pueden distinguir con mucha precisión a partir de estas sustituciones.
El paso siguiente es colocar la sustantiva en su función sintáctica de sujeto o complemento directo. Para esto haremos una segunda prueba formal sustituyendo el pronombre "ESO" por el pronombre "LO" antes del verbo, ya que en nuestro sistema pronominal ocupa canónicamente la posición del C.D. Igualmente, si el resultado tiene sentido la oración estará en función de Complemento directo; si resultara agramatical, estará en función de sujeto. Trabajemos con los mismos ejemplos anteriores:
1. Canuto me contó [que pronto iniciará su carrera.] >
Canuto me contó [eso.] > Canuto me [lo] contó.
2. [Que no estudies] me preocupa. > [ Eso] me preocupa. > [Lo] me preocupa.*
3. Me gusta [que los planes salgan bien] > [Eso] me gusta. > [Lo] me gusta. *
Los dos últimos casos resultan agramaticales por lo cual están en función de Sujeto, solamente el primer caso está en función de complemento directo.
Los restantes casos: complemento de sustantivo y de adjetivo se rigen por el dequeísmo precedido de un sustantivo o adjetivo, basta con esta señal para que se logre descartar. Obsérvese:
1. María tiene la certeza [de que pronto vendrá.]
2. Carlos parace seguro [de que pasará la prueba.]
viernes, 8 de enero de 2016
Propuesta didáctica simplificada para la enseñanza del acento en el Español: La atildación.
Propuesta
didáctica simplificada para la enseñanza del acento en
Español: la atildación.
Lic. Joao
Antognioni Loáiciga Guzmán
08 de enero,
2016
Introducción
Uno de los tópicos más importantes
dentro de la enseñanza del Español es, sin lugar a dudas, el logro de
competencias comunicativas mediante la expresión escrita; sin embargo, entre
los muchos de los elementos que ameritan atención en ese orden particular, la
ortografía y, específicamente, el acento ortográfico constituye todo un desafío
para los docentes que, año con año, prácticamente en todos los niveles de la
enseñanza formal, deben abordarlo y retomarlo constantemente en sus
clases. Esto, a veces, únicamente con
insumos didácticos lúdicos que no logran subsanar la raíz del problema: ¿por
qué no tildan los hablantes del Español?
En este sentido, este artículo busca
una aproximación teórica al tema del acento en el Español y una propuesta de
simplificación de las reglas para facilitar la asimilación por parte de los
estudiantes y lograr mediaciones pedagógicas más fructíferas en cuanto a la
aplicación de la normativa acentual.
I. El problema actual en la
enseñanza del acento
La enseñanza del acento y, en
particular, de la atildación conlleva algunos bemoles, los cuales hay que
señalar para procurar una mejoría en la enseñanza de este contenido
programático. Particularmente, coexisten
dos obstáculos que dificultan la asimilación de este tema por parte de los
estudiantes: por un lado el dominio
fonético del concepto de acento directamente asociado a la identificación
acústica de la sílaba tónica, lo cual vendría siendo el conocimiento previo
para la posterior aplicación de la normativa y, por otra parte, la complejidad
normativa del acento según la normativa de la Real Academia de la Lengua
Española (RAE) que obliga al estudiante a aprender seis normas de acentuación: dos
tipos de palabras sin acento gráfico, y tres con acento gráfico, y además la
ley del hiato; ello con los lastres didácticos que esto pueda representar para
el docente al plantear su mediación pedagógica. (Cf. con Díaz, A. 2009: Pp. 20)
El
panorama que se nos plantea con estos inconvenientes vuelve sumamente complejo
el reto de optimizar el aprendizaje del acento y la atildación para nuestros
estudiantes hispanohablantes; así las cosas, es importantísimo respetar el
orden de los conocimientos previos tal como se ha planteado anteriormente y comenzar
por el abordaje del componente fonético-acústico para canalizar adecuadamente
la aplicación correcta de las tildes. Al
respecto existen ya estudios previos que así lo demuestran y lo enfatizan:
Por lo anterior, el problema de la enseñanza
-aprendizaje de la ortografía acentual debe enfrentarse considerando con mucha
claridad y con gran cuidado los dos aspectos básicos que encierra: por una
parte, el acento de intensidad que todas las palabras de dos o más sílabas
tienen, o sea el fenómeno acústico y, por otra parte, la tilde que
representa o señala a veces ese acento en la escritura.
(Pérez,
F. 1991: Pp. 71)
Resulta, entonces primordial ordenar
la adquisición de estos conocimientos para evitar un desfase que mengue o
perjudique la finalidad de las estrategias que se desean proponer para abordar
esta temática, como ha sucedido en estudios de campo que han sido aplicados en
España, al respecto un estudio de campo, anota Ana Isabel Díaz (2009):
Tras corregir las respuestas del resto de los
alumnos, comprobamos que la principal razón de sus errores ortográficos en el
uso de la tilde, además de entender con dificultad las normas de acentuación, se
debe a que no saben identificar la sílaba tónica de las palabras. De los 19
estudiantes analizados, 10 presentan problemas en este aspecto. Sin embargo, en
la división de palabras, si bien hay errores, podemos decir que son menos
significativos. Al encontrarnos con esta situación, decimos dedicar unos 10
minutos de las clases para llevar a cabo esta práctica para que los alumnos
vayan tomando conciencia poco a poco de la sílaba tónica y así poder explicar
luego nuestra teoría con éxito. Es decir, hemos considerado necesario
entrenarlos en las conductas de dividir silábicamente una palabra e identificar
la sílaba tónica.
(Díaz, A. 2009: Pp. 31)
Salta a
la vista, entonces, la necesidad de afincar muy bien a los estudiantes en
cuanto al asunto de detectar la sílaba tónica; para ello bastará, aunque
parezca
necesario devolverse a la
escuela primaria, realizar prácticas previas de división silábica mediante
revisión oral, entonces el “famoso” ejercicio de las palmadas acompañando la
pronunciación de la sílaba tónica, y el refuerzo del docente mediante un golpe
leve en el escritorio para afirmar la detección de la misma resultará
suficiente para que el oído se acostumbre a este ejercicio acústico antes de
aprender y aplicar las reglas de ortografía acentual como se proponen a
continuación.
No
obstante, otro problema conexo que afecta la aplicación de una correcta
atildación es el referente a la importancia que restan nuestros
hispanohablantes al asunto como tal.
Conviene, en este sentido rescatar el referente teórico que reviste el
tópico de la acentuación y enfatizar mediante la alusión al empleo de redes
sociales para concientizar acerca de la importancia de una escritura precisa en
aras de una comunicación eficaz; esto toda vez que, en la actualidad, es
imprescindible que el profesor de Español reconozca la importancia de las
competencias comunicativas a través de la expresión escrita en función de la
frecuencia con que la sociedad se ve imbuida, influenciada y urgida también de
la escritura para hacer uso de las redes sociales.
Entrados
en este terreno, conviene señalar la función que cumple el acento en las
lenguas de acento libre, como es el caso del Español, que presenta aleatoriedad
en la ubicación de la sílaba tónica. Al respecto
hay que señalar, de acuerdo con algunos lingüistas, que el acento cumple
algunas funciones en nuestra lengua (función contrastiva y función distintiva)
por lo cual es necesario retomar su importancia en función de una mejor
comunicación escrita. En primera
instancia, señala Antonio Quilis (1993):
El acento es un rasgo prosódico que permite poner
de relieve una unidad lingüística
superior al fonema (sílaba, morfema, palabra, sintagma, frase; o un fonema,
cuando funciona como unidad o nivel superior) para diferenciarla de otras
unidades lingüísticas del mismo nivel.
Por lo tanto, el acento se manifiesta como un contraste entre unidades
acentuadas y unidades inacentuadas.
(Quilis, A.
1993: Pp. 388)
Así
queda de manifiesto que, en el registro escrito, la atildación es un elemento
importante ya que sirve para contrastar elementos o bien para diferenciarlos
semánticamente. Por una parte, la
función contrastiva obedece a un comportamiento sintáctico de las sílabas
acentuadas frente a las no acentuadas, por ejemplo: El
carro azul, frente a: Él
cantaba; o bien, Mi casa, frente
a: Lo compró para mí. La función distintiva es quizá la más
relevante para nuestro propósito, en tanto que se refiere al cambio de
situación del acento para distinguir dos o más unidades de significado
diferente, por ejemplo: habitó, habito y
hábito; o bien, término, termino y
terminó, unidades en la cuales resulta notorio el cambio de significado. (Cf.
con Quilis, A. 1993: Pp. 388-389)
Con más ejemplos significativos para
los estudiantes, quedará evidenciada la necesidad de aplicar correctamente las
normas de acentuación para conseguir una mayor eficacia a la hora de
comunicarse mediante el registro escrito que, en la actualidad, no ocupa
precisamente un lugar secundario ni terciario, sino todo lo contrario. La
alusión a redes sociales como “Facebook, WhatsApp” y otras nos ayudará, como
docentes, a imprimirle pertinencia y significado social a este contenido
programático, lejos de lo cual queda rezagado a una mera receta de normas y
excepciones. En esta dirección, hay que recordar que la adolescencia es
justamente un “lapsus” de transgresión y la normativa ortográfica no será
objeto de excepción para ellos sino existe un referente significativo como
este.
Asegurado el docente de que los
estudiantes muestran la capacidad de detectar la sílaba tónica y de que existe
conciencia sociolingüística sobre la importancia de una comunicación escrita
eficaz y el papel que el acento gráfico (atildación) desempeña en esto,
entonces se puede proceder a abordar el problema meramente ortográfico: ¿Cómo
trabajar la normativa acentual del Español en clase?
II. Propuesta para abordar la
Normativa Acentual del Español
En primer lugar, haremos una breve
referencia al cuadro normativo actual del Español, según como se concibe para
la enseñanza formal primaria y secundaria, revisada la complejidad de este
sistema, se procederá a brindar una alternativa que cada docente tendrá que
contextualizar en su praxis pedagógica y enriquecerla con abundantes ejemplos.
La normativa actual constituye una
dificultad pedagógica en tanto que los estudiantes deben abordar una tipología,
según la RAE, que establece dos clases de palabras sin acento gráfico y tres
con acento gráfico o tilde, aparte de aquellas que aplican para la ley del
hiato. Cognitivamente, esto representa un lastre dada la cantidad de reglas que
deben manejar los estudiantes, además del conocimiento previo que requieren
para detectar la sílaba tónica como se señalaba en párrafos precedentes:
Tipología
y clasificación
|
Normativa Ortográfica
|
Palabras
Agudas sin acento gráfico.
|
La
sílaba tónica se ubica en la última sílaba y no se tildan si no terminan en
-n, -s o vocal.
|
Palabras
Graves sin acento gráfico.
|
Presentan
la sílaba tónica en la penúltima sílaba. No se tildan a menos que presenten
consonantes distintas a -n o -s en posición final de palabra.
|
Palabras
Agudas con tilde.
|
Se
tildan aquellas que presenten -n, -s o vocal en posición final de palabra.
|
Palabras
Graves con tilde.
|
Se
tildan aquellas que NO presenten -n, -s o vocal en posición final de palabra.
|
Palabras
Esdrújulas.
|
Todas
se tildan.
|
Ley
del Hiato.
|
Cuando
en una sílaba recae el acento sobre una vocal débil, esta debe tildarse ya
que forma un hiato.
|
Tilde
diacrítica.
|
Se
aplica en aquellos monosílabos que lo ameritan por una función contrastiva en
su significado y función sintáctica.
|
Ante este complejo panorama
cognitivo, las dificultades para el aprendizaje resultan claras y evidentes,
así como la carencia de interés de los estudiantes por aprender dicha
normativa. Así las cosas, conviene rescatar los esfuerzos de algunos autores
cuya experiencia ha servido para mejorar las expectativas didácticas con miras
a una mediación pedagógica más fértil en este campo.
Tanto
Ana Isabel Díaz como otros exponentes españoles como Roberto Veciana coinciden
en retomar el valor didáctico de la propuesta que hace Alex Grijelmo (2006), el
cual visualiza la ortografía acentual descomplicada, más como un sistema de
infracciones:
En las
distintas gramáticas y ortografías que he consultado, el tratamiento de las
reglas de acentuación es similar. Lo único que cambia es la forma de
explicarlas, es decir, a veces son únicamente un repertorio de normas y
excepciones con listas interminables de ejemplos, y en otros casos, son más
didácticas y adoptan tratamientos más originales, como podemos ver en La gramática descomplicada de Álex
Grijelmo que inicia el capítulo de los acentos de una manera muy original: “todo el sistema lingüístico cuenta con
un cuerpo de policías implacable. Sus agentes hacen cumplir las leyes
generales, y castigan con una multa a aquellas palabras que las incumplen: la
multa es el acento. Una palabra debe pagar con la tilde cuando se salta las
reglas y el policía la sorprende en falta (en falta de ortografía, más
exactamente). Una vez pagada la multa, y aceptado el castigo de cargar con el
acento allá donde vaya, esa palabra podrá vivir con normalidad. He ahí la
enorme responsabilidad ciudadana de quien escribe: si pone tilde a una palabra
que no la precisa, está castigando a un inocente; y si se la evita a la que
debe llevarlo, está colaborando con un infractor y obstruyendo la acción de la
justicia. Así es el reino de la gramática…”
(Grijelmo citado por Díaz, A. 2009: Pp. 13)
Además del valor
didáctico que contiene la propuesta de Grijelmo, solo faltaría señalar la nueva
regla que vendría a descomplicarnos la existencia tanto a los docentes en la
mediación pedagógica, como a nuestros estudiantes en la adquisición y
asimilación de la regla de atildación como tal; el profesor Veciana lo resume
en dos sencillas reglas:
Sólo hay
dos tipos de palabras en español:
1. Las que
acaban en vocal, n o s,
cuya tendencia natural es ser graves.
2. Las que
acaban en cualquier otra letra, cuya tendencia natural es ser agudas.
Sólo llevan tilde las palabras que violan su
tendencia natural. Y, por supuesto, la tilde va allí donde manda el oído. Eso
es todo.
(Veciana, R. 2003: Pp. 1)
El sistema de “infracciones” resulta
muy sencillo entonces, las palabras que no siguen estas dos sencillas reglas
simplemente se hacen acreedoras de la infracción. Claro está que, para ello,
los estudiantes previamente tendrán que haber sido bien entrenados en la
detección acústica de la sílaba tónica, vale la pena insistir en este detalle.
En el caso de las palabras
esdrújulas y de aquellas que aplican para la ley del hiato funcionan
exactamente con la misma norma ya que violan su tendencia natural. Pero vale la
pena reordenar la regla y proponer algunos ejemplos para clarificar el
panorama.
Nueva
Regla
|
Palabras con
Tendencia Natural
|
Palabras
infractoras (con multa de tilde)
|
1. Las que acaban en
vocal, n o s, cuya tendencia natural es ser
graves.
|
Hoja,
vientos, eterno, cantan, Nelson, alojan, casa.
|
Andá,
habló, hábito, Andrés, café, hacía, tené, árboles.
|
2. Las que acaban en
cualquier otra letra, cuya tendencia natural es ser agudas.
|
Usted,
placer, capataz, cerviz, codorniz, azul, Monestel, delantal.
|
Hábitat,
árbol, cárcel, azúcar, éter, fémur, tórax.
|
Aunque la lista de ejemplos no
resulta exhaustiva, cada docente puede proponer más para impartir su lección.
Por otra parte, quedaría insistir en el detalle fonético – acústico, educar el
oído ya que la tilde (la multa) se aplica ahí donde lo indique el oído según la
“infracción” que cometa la palabra de acuerdo con esas dos sencillas normas,
además de convertir en vocales fuertes aquellas que forman hiato como las
palabras Raúl, raíz, maíz entre otras que lo único que requieren es agudeza del
oído.
III. Conclusiones
La normativa académica de la RAE, de
acuerdo con estudios diacrónicos, no ha sido uniforme en cuanto a los criterios
que se han empleado a través de los siglos para el establecimiento de la norma
acentual. Esta continúa sujeta a
revisión por parte de los profesionales en Lingüística y de aquellos que nos
dedicamos a la enseñanza de la Lengua con el afán de proponer mejorías.
Por
su parte, se debe insistir con ahínco en el tema de la escucha que sigue siendo
una de las competencias más descuidadas en la enseñanza del Español junto con
el área de expresión oral; por lo que se debe enfatizar la ejercitación de un
oído agudo para desarrollar competencias ortográficas significativas que
perduren, en tanto que la escritura involucra la escucha mental mientras se
practica.
Los
docentes de Español deben prestar atención a las estrategias y actividades que
se utilizan en la mediación pedagógica con el fin de realizar ajustes y
mejoras, pero en vistas de no incluir solamente componentes y recursos lúdicos,
sino más bien auténticamente significativos, a partir de la observación
profesional durante sus clases y del sentido crítico ya que, según se ha
esbozado en los párrafos que anteceden, las corrientes lingüísticas en la
actualidad no son unidireccionales ni mucho menos monovalentes. Existe una discusión polifónica ante la cual
hay que estar anuentes para rescatar todo aquello que, rigurosamente
comprobado, colabore en la consecución exitosa de nuestros objetivos de
enseñanza.
Por
último, cabe destacar la necesidad de brindarle pertinencia social a los
contenidos programáticos atinentes a la Comunicación como competencia
lingüística, ya que es desde ese referente significativo que los docentes de
Español podemos lograr un acercamiento más real con la lengua y la urgencia
inherente de dominar su funcionamiento oral y escrito en un mundo donde la
velocidad de un “click” nos pone en contacto, en comunicación casi a la
velocidad de la luz, sin importar las distancias y, justamente, el instrumento
que nos permite vincularnos es ese que tanto amamos: La Lengua.
Referencias Bibliográficas
Díaz
Torregosa, A. (2009) Un nuevo sistema
de explicar la acentuación del Español para nativos y extranjeros. En
Revista Lindaraja n° 22. Recuperado de http://www.realidadyficcion.es/Revista_Lindaraja/revistalindaraja.htm el 06 de enero, 2016.
Grijelmo, A. (2006) La gramática descomplicada. Taurus.
Pérez, F. (1991) ¿Es
posible enseñar la ortografía acentual? En Revista de Educación,
Universidad de Costa Rica n°15 (2) Pp. 67-74.
Quilis, A. (1993) Tratado de fonología y
fonética españolas. Ed. Gredos, Madrid.
Real Academia Española (2010) Ortografía de la lengua
española.
Madrid, Espasa-Calpe.
Veciana, R.
(2003) Un profesor de Español propone
un sistema fácil para aprender los acentos. En Diario El País,
España. Recuperado de http://elpais.com/diario/2003/01/20/educacion/1043017204_850215.html
el 06 de enero, 2016.
jueves, 17 de diciembre de 2015
La Enseñanza del Español en I y II ciclo de la Educación General Básica: Perfiles y Retos Pendientes.
La Enseñanza del Español en I y
II ciclos de la
Educación General Básica
Lic. Joao Antognioni Loáiciga Guzmán
“Antes de aprender a leer todas las palabras escritas parecen:
patas de mosca sobre una hoja blanca”
(S. Dehaene)
La impronta que genera la asignatura
de Español, cuando se enfoca en los primeros años de enseñanza, tiende a
generar la sensación de reducirse únicamente al proceso de alfabetización;
proceso de por sí medular e importantísimo para la vida de las sociedades
modernas. Es por esto que, en el
presente informe, se procurará hacer una descripción somera de lo que persiguen
los contenidos programáticos de la asignatura tanto los primeros años del I
ciclo como del producto esperable al finalizar el II ciclo, siempre visto este
tópico a través de la lente de la crítica profesional.
Parafraseando a Fernando Savater
cuando se dejaba afirmar aquellas insignes palabras en su obra maestra “El valor de Educar”, afirmaba que se
hablaba de los maestros de primaria con cierto desdén como si se pudiera ser
algo más en esta vida, reivindicando así la labor noble y esencial que realizan
o, al menos, deberían realizar nuestros maestros de primaria. Visión esta que se ha venido diluyendo con el
pasar de los años dando otro enfoque social a la labor del maestro de primaria,
claro está.
No obstante, atendiendo a las
palabras del filósofo español, la enseñanza lingüística en los primeros años de
la vida escolar es uno de los más hermosos peldaños académicos en la vida de
los estudiantes; por su puesto cómo no valorarlo si a través de las primeras
letras que los seres humanos logramos vincularnos con el resto del mundo
conocido y partir de ahí para formar nuevos y más complejos conocimientos. Al respecto se acota en la sección
introductoria de los programas de Español de I y II ciclo:
La
alfabetización del siglo XXI significa por eso algo más que leer, escribir o
entender la aritmética básica; significa poder entender y expresarse en los
símbolos de nuestro tiempo, en los diversos lenguajes con los que nos
comunicamos y en todos los campos de la vida; en la ciencia y en la tecnología,
en la política, en el trabajo y el comercio, en el afecto y en el miedo, en el
arte y en la cultura. (MEP, 2013. Pp. 3)
Pues
es de acá de donde se desprende una nueva forma de concebir la enseñanza del
Español en la primaria. Justamente
redimensionando el hecho lingüístico no solo como un sistema simbólico
abstracto, sino más bien propiciando un acercamiento afectivo y efectico con la
lengua como vehículo que posibilita la vida en sociedad y la construcción de
nuevas estructuras cognitivas.
Los nuevos programas proponen
brindarle significado a las situaciones comunicativas que se estudian dentro de
la asignatura, ya no deslindadas de su contexto y referente social, sino más
bien dotando los contenidos de pertinencia social:
La
asignatura de Español tiene como propósito fundamental el desarrollo de la
competencia comunicativa y lingüística en forma efectiva e independiente.
Además, pretende que los estudiantes puedan desenvolverse adecuadamente en las
diversas situaciones y contextos de la vida cotidiana, presente y futura. (MEP,
2013. Pp. 14)
De nada le sirve al ser humano aprender el alfabeto si al
final de cuentas se relega a una herramienta más en el almacén, la cual no se
utiliza. Jaques Sagot refería así el alfabeto, en el sentido de que hay que
retribuirle a la capacidad lectora sus justas dimensiones:
El alfabeto es un instrumento, no un fin en sí
mismo. Resta saber para qué se usa. ¿De qué nos sirve leer si lo único que
consumimos son porquerías? No nos dejemos engañar por nuestros altos índices de
alfabetización. Estamos fallando en la parte más significativa de la cultura:
esa que viene después del A, B, C. (Sagot, J. 2009)
Respecto de la enseñanza de los
procesos de lecto- escritura, queda harto claro que los retos para mejorar
requieren un trabajo arduo y comprometido por parte de los maestros de
primaria. En este sentido, son encomiables las palabras del señor Sagot quien
“da en el clavo”: el desafío es ir más allá, no solo darle la herramienta al
estudiante, sino que él pueda emplearla, enriquecer su mundo con ella
comprendiendo, analizando y respondiendo, pero sobre todo produciendo con
efectividad textos escritos.
En
relación con el lenguaje escrito nos dice Alberto Manguel: “Para cumplir con
ciertas responsabilidades cívicas y disfrutar de ciertos derechos sociales, un
ciudadano necesita saber descifrar el código a través del cual la sociedad
formula (…) anuncios de todo tipo. (…) El conocimiento de las letras del
alfabeto y de las reglas de sintaxis es necesario tanto para el ciudadano como
para su sociedad” (2007). Igual de importante y necesario es que toda la
ciudadanía esté en la capacidad y disposición de disfrutar, apreciar y entender
la literatura, además de expresar su sentir y su pensar por medio de las
letras. (MEP, 2013. Pp.9)
Hay
que recordar acá que la escritura constituyó uno de los principales hitos
históricos; la sociedad moderna reconoce aún que el lindero entre la
Pre-historia y la Historia radicó en la aparición de la escritura que fue todo
un salto cultural, por lo cual la enseñanza de la lecto- escritura no es un
mero requerimiento social, posee un valor histórico cuantioso que no puede
soslayarse jamás. Enorme y mal
reconocida tarea tienen los docentes de primaria al respecto, pero sería
acertado cuestionar si existe conciencia de los alcances que su labor posee.
Desde
luego, en los nuevos programas de primaria se intenta abordar la cuestión
integralmente, no solo desde el reto que significan los procesos de aprendizaje
de lecto- escritura, si no también involucrando las demás áreas de la lengua de
forma tal que, vinculadas, logren un auténtico aprendizaje significativo en
cuanto a comunicación se refiere.
A
propósito, indica el programa lo siguiente:
Las competencias lingüísticas giran en
torno a la comunicación oral, la comprensión lectora y la producción de textos,
por lo cual se busca desarrollar:
- El empleo del lenguaje como medio para comunicarse (en forma
oral y escrita) y como vía para aprender.
- La toma de decisiones fundamentada en la información, que
permita la expresión y desentrañar los sentidos de textos orales y escritos.
- La comunicación
efectiva y afectiva.
- La utilización del lenguaje como una herramienta para
representar, interpretar y comprender la realidad. MEP, 2013. Pp.15)
Como
resulta notorio, el esfuerzo macro-curricular inscribe un marco integral
tendiente al desarrollo y fortalecimiento de competencias comunicativas por
parte del niño, mediante la ejercitación de habilidades lingüísticas básicas
como las que señalan en la cita precedente.
Así
las cosas, resulta necesario establecer un nexo con las necesidades
lingüísticas que se intentan abastecer posteriormente en la Educación
Secundaria, lo cual brindará algunos criterios profesionales para valorar los
alcances que real y comparativamente se han obtenido en estos años de
aplicación.
Entre
tanto, conviene señalar las competencias que, según el Ministerio de Educación
Pública (MEP), debe poseer cada estudiante al finalizar cada ciclo,
posteriormente se hará una referencia comparativa; de acuerdo con las metas
programáticas estos son los perfiles esperables:
I Ciclo
Expresión y comprensión oral: Al finalizar el primer ciclo de
la Educación General Básica cada estudiante será capaz de:
- Escuchar, comprender y apreciar lo que los demás expresan con
el fin de recordar lo más significativo y ser capaz de reaccionar por medio de
comentarios, preguntas, respuestas y otras.
- Expresar sus opiniones, dudas y comentarios con espontaneidad
y seguridad.
- Expresar textos orales claros y adecuados al contexto
comunicativo con una correcta articulación y proyección de la voz.
- Comunicar textos orales con cohesión, coherencia y adecuación
al contexto comunicativo.
- Lectura:
Al finalizar el
primer ciclo de la Educación General Básica cada estudiante será capaz de:
- Apropiarse del código del lenguaje escrito.
- Comprender la lectura de textos: narrativos, descriptivos,
explicativos e informativos.
- Apreciar y disfrutar el significado y la forma de los
diversos textos.
- Interesarse por leer para descubrir, disfrutar, informarse y
comprender el sentido de diferentes textos escritos.
- Visualizarse como lector (a) mediante el disfrute y el
descubrimiento de los textos escritos.
Escritura:
Al finalizar el
primer ciclo de la Educación General Básica cada estudiante será capaz de:
- Utilizar el código alfabético para la producción y expresión
escrita.
- Desarrollar progresivamente una escritura legible, con ideas
y propósitos claros.
- Apropiarse de la producción textual.
- Visualizarse como escritor (a) de textos que respondan a las
necesidades de comunicación personales y a las del ambiente escolar.
- Respetar las normas convencionales de ortografía en la
producción textual.
- Utilizar un vocabulario básico cada vez más amplio, acorde
con las necesidades de la producción textual.
- Utilizar las nociones gramaticales elementales necesarias
para la comprensión y la expresión oral y escrita.
Expresión y comprensión oral:
Al finalizar el segundo ciclo de la Educación General Básica
cada estudiante será capaz de:
Utilizar el lenguaje para comunicarse con claridad, fluidez e
interactuar en distintos contextos sociales y culturales.
Analizar situaciones; identificar los problemas; formular preguntas; razonar
las respuestas; emitir juicios; proponer soluciones y tomar decisiones.
Valorar los razonamientos y las evidencias proporcionadas por otros, con el fin
de replantear los puntos de vista propios.
Utilizar las estrategias básicas de comunicación oral, ya sean de tipo
lingüístico (cambiar una palabra por otra, recurrir a una palabra parecida en
significado, entre otras) o paralingüístico (mímica, postura corporal, gestos,
dibujo, entre otros).
Reconocer las formas gramaticales que le permiten: formular preguntas, afirmar,
negar, expresar la posesión y el género, cuantificar, describir, narrar, expresar
hechos u acciones pasadas, presentes y futuras en la comunicación.
Valorar los comportamientos sociolingüísticos que facilitan las relaciones de
convivencia en las situaciones estudiadas.
Demostrar
competencia comunicativa plena en el lenguaje oral como medio de realización
personal y social y como base para la adquisición y desarrollo del lenguaje
escrito.
Lectura:
Al finalizar el
segundo ciclo de la Educación General Básica el estudiantado será capaz de:
- Continuar desarrollando en forma autónoma sus hábitos
lectores.
- Avanzar progresivamente en la eficaz comprensión del texto
escrito narrativo, descriptivo, explicativo e informativo, así como en el
diálogo y la argumentación.
- Buscar, seleccionar, analizar, evaluar y utilizar la información
proveniente de diversas fuentes.
Nótese
que hay una afirmación en el encabezado de los dos ciclos, la afirmación
comienza con la fórmula generalizadora “Al
finalizar el ciclo, cada estudiante será capaz de…” sin embargo, resulta pretencioso que esto
suceda tal cual se plantea. Existen
diferentes estilos y ritmos de aprendizaje, inteligencias múltiples,
necesidades educativas especiales que vislumbrarían un panorama distinto al
esperado. De hecho, el mismo programa
provee elementos de juicio que sitúan a Costa Rica en una posición desfavorable
en cuanto los resultados en las pruebas PISA 2009+, otorgándole nada menos que
la casilla número 45 de más de 70 países que participaron en esta medición, la
cual contempla justamente la evaluación de las competencias comunicativas que
se esperan según el programa de I y II ciclos.
Lo anterior aunado al desfase, que
se intenta amortiguar con los contenidos programáticos de Lógica en Secundaria,
pone de manifiesto que existe una necesidad urgente por implementar de manera
eficaz los presupuestos curriculares que se contemplan en primaria desde el año
2013
Para los docentes de Español de
Secundaria, resulta clarísimo el divorcio entre los que se supone esperable en
los estudiantes que devienen del sistema de primaria y el panorama que
realmente enfrentamos en todas las áreas de la formación lingüística: la
escritura (caligrafía y ortografía, por mencionar un elemento básico), hábitos
de lectura, capacidad de comprensión lectora, desarrollo de habilidades comunicativas
orales entre otros aspectos, pareciera más bien que se estuviera amputando el
programa, y que los estudiantes están llegando con un aprendizaje sesgado de lo
que es la lengua y la comunicación.
En este sentido, es mucho el trabajo
que resta por hacer en distintos ámbitos para sanear la enseñanza y canalizarla
por la senda adecuada. Primero, hay que revisar la formación lingüística de los
docentes de primaria, establecer fortalezas y atender las debilidades
formativas para ofrecer una mejor calidad académica y pedagógica a los
niños. No basta con contemplar todos
estos cambios programáticos, es necesario abastecerlos de insumos intelectuales
apropiados.
Por su parte, las políticas
educativas, pese a que entran en vigencia a través de la vía del decreto, son
similares a una ley; una ley sin reglamento, simplemente no camina, queda
infructuosa en tanto que carece de aplicabilidad. Así entonces, estas políticas habría que
enriquecerlas al menos con un manual de aplicabilidad para que su implementación
no sea solo una mera propuesta metodológica lejana y muchas veces,
inalcanzable.
En el orden de lo puramente
curricular, ya son conocidos los esfuerzos multilaterales de algunos
profesionales del área que ya trabajan en articular los programas de los
diversos ciclos con el fin renovarlos, rediseñarlos y brindar aires de cambio a
la enseñanza de la lengua y la literatura, no únicamente desde el cambio de los
contenidos, sino también vinculando los contenidos con lo pragmático, con lo
metodológico dándole también un giro a la concepción de la mediación
pedagógica.
Hasta hoy queda claro que los retos
y desafíos son más numerosos que los logros y que los profesionales del ramo
estamos llamados a una vocación que permita cambios sustanciales, significativos
en por un aprendizaje significativo de la lengua y de mejores capacidades comunicativas. Esto es
una tarea impostergable dada la realidad multifacética que tenemos actualmente
con la comunicación a través de la internet y las redes sociales.
Referencias bibliográficas
Ministerio de Educación Pública (2013) Programa de Español de I y II ciclo. San José, Costa Rica.
Sagot, Jaques (2009) El costarricense no lee. En la nación 24 de setiembre, 2009.
Recuperado de http://wvw.nacion.com/ln_ee/2009/septiembre/24/
opinion2100290.html el 16 de diciembre,
2015 a las 7:00 p.m.
Savater,
Fernando (1997) El valor de educar. Editorial
Ariel. Barcelona, España.
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